lunes, 9 de noviembre de 2009

Deseo

Por Ricardo González

Así, aquellos animalitos deboraban sus piernas sin que éste pudiese tan siquiera moverse, desesperado, con el dolor apoderado de sí intentaba gritar pero su voz no acudía, solo sentía el aire caliente, insonoro que salía de su garganta. Cuando aquella mancha de termitas estaba a punto comer sus ojos, Pinocho despertaba de su recurrente oscuro sueño, con estruendoso grito, deseando aún más, ser un niño, de verdad.

domingo, 21 de junio de 2009

Tan solo...

por: Ricardo González


Mientras dormía, aquel apenas perceptible destello, daba la bienvenida a aquella mujer esbelta de cabellos rojizos y ojos profundos que entraba en el cuarto. Su aroma avanzaba rápidamente a ras de piso, silencioso, cauteloso. Cuando irremediablemente encontraba la cama de quien dormía, subía, y lentamente penetraba bajo sus cobijas con suave caricia. Sentía cerca su respiración. Podía acaso olvidarse del mundo y desquiciarse en los brazos de su amada? Los labios se juntaron lentamente, pero cuando lo hicieron, estos, ahora se tornaban ásperos, su aliento cálido y embriagante se desvanecía como lentamente también lo hacia el sueño, sintió unas punzadas en su bello rostro, la barba del príncipe arruinaba la escena. La bella durmiente despertó y desconsolada viéndolo fijamente a los ojos, sabía con certeza profunda, que definitivamente él, no era su tipo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Cuentahistorias

El arte del sit-down comedy nació en Japón hace cuatrocientos años. En la sociedad feudal japonesa de finales del s XVI, los señores de la guerra necesitaban tener de su lado a una suerte de bufón que, de noche, les entretuviera para no caer dormidos y convertirse en vulnerables presas de sus enemigos. El humor era y es una estrategia de supervivencia. En el siglo XVII, esos cuentahistorias privados evolucionaron a profesionales del espectaculo: nacía así, el arte del Rakugo, que ha pervivido, con variaciones hasta nuestros días y ha recorrido toda la larga y compleja historia del teatro nipón.
El cómico sedente japonés viste traje tradicional Kimono, hakama y haori, se sienta sobre sus talones y uliliza como únicos accesorios un abanico y una toalla de mano. Sus monologos cómicos se construyen exclusivamente con los dialogos de los multiples personajes que aperecen en la historia: la gestualidad, los cambios de voz y las muletilla del cómico permiten identificar al instante quién está hablando en la hilarante ficción.

El Rakugo posee rígidas reglas estructurales:
se abre con el makura: una introducción que conduce suavemente hacia la historia que se va a contar, prosigue con el hanashi: el relato propiamente dicho y se cierra con una frase chocante y graciosa, el sage: que equivale a la celebre pushline del stand-up comedy americano. Buena parte del material utilizado por los modernos cómicos sedentes japoneses cuenta con trescientos años de antigueda: es el estilo de cada humorista. o sea la forma, lo que mantiene su atractivo fresco como el primer día.
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